De las virtudes de 'Viaje al cuarto de una madre' ha escrito el prestigioso periódico Variety, que consideró a la directora de la película, la sevillana Celia Rico Clavellino, como una de los cineastas con mayor proyección del actual cine español. Es más, tuvo una magnífica acogida en la sección de nuevos realizadores del Festival de San Sebastián, ya que se trata además de una opera prima. La realizadora solo tenía una actividad previa en la dirección, el corto 'Luisa no está en casa', que rodó en 2012. Sobre esta experiencia se ha consolidado un largometraje que llama poderosamente la atención por la autenticidad de los personajes y de las situaciones en que están inmersos. Lola Dueñas aporta tal dimensión a su cometido que es difícil sustraerse a la vitalidad de los fotogramas.

En esta primera película que la actriz filma a las órdenes de una directora se deja sentir una conexión entre ambas realmente poco frecuente. Dueñas asume el cometido de Leonor, la madre, una mujer madura que vive en una pequeña localidad andaluza con su hija Estrella, en el seno de una convivencia que parece obvio que está a punto de experimentar un giro considerable. Como ley de vida que es, Estrella siente que necesita cambiar de aires e irse de casa para encontrar un trabajo y dejar el nido familiar. Leonor pretende retenerla, a pesar de que sabe que no tardará en quedarse sola. Los acontecimientos, incluso, se precipitan y la joven se marcha a Londres a trabajar de asistenta de un matrimonio con hijos. Esta descripción de la metamorfosis de las dos mujeres comienza profundizando en el cometido de la segunda, que está demasiado vinculada a una hija que no se atreve a expresar sus verdaderos deseos, aunque modifica su objetivo y se vuelca entonces sobre la madre cuando ésta se queda sola en el hogar familiar. Un fenómeno plasmado con una notoria humanidad y con un elocuente sentido de la realidad, reforzado por la labor de ambas actrices, que dan siempre la talla, también de una Anna Castillo ejemplar.