Blanco, negro y amarillo son colores que tiñen el paisaje islandés de montañas nevadas y grandes planicies, testigos de la lucha de Inga, una ganadera viuda y endeudada que se enfrenta a una corrupta cooperativa local, en la película 'Oro blanco', recién estrenada en cines españoles.

El propio entorno rural del noroeste de Islandia donde transcurre la historia es "un personaje muy importante de este film", ha afirmado en una entrevista a Efe la actriz protagonista, Arndís Hrönn Egilsdóttir, quien confiesa que "a veces en el set sentía que tenía a toda Islandia dentro de mí".

'Oro blanco', que acaba de estrenarse en los cines españoles, confirma el interés de su director, Grímur Hákonarson, por el ámbito rural, tal y como se pudo comprobar en 'Rams: el valle de los carneros', que ya fue galardonada en 2015 en el festival de Cannes con el premio 'Una cierta mirada'.

"La vida del agricultor está muy en contacto con la naturaleza, con la historia de la tierra y con nuestros antepasados" expone Egilsdóttir, al recordar que "Islandia era principalmente una sociedad de agricultores hasta principios del siglo XX".

Sin embargo, "antes del rodaje tenía un poco de miedo a este elemento rural porque no tengo ninguna experiencia de trabajar en una granja", reconoce la actriz.

Por ello, decidió irse a vivir una semana "con Heiða, una criadora de ovejas y una mujer extraordinaria, que vive en el sureste de Islandia en un área muy remota, y eso tuvo un gran impacto en mí".

Y es que, para interpretar su personaje de Inga, a quien describe como "una fuerza de la naturaleza" que en un primer momento "desconoce su propio poder", tuvo claro que lo más importante era aprender las tareas de los agricultores "y creer en mí misma como agricultora".

Así logró dar vida a una ganadera que junto a su marido trabaja muy duro en su propia explotación lechera, "pero de alguna manera nunca ve dinero y cada vez es más difícil mantenerse a flote", situación que empeora al morir su esposo en un accidente automovilístico.

En ese momento, "algo se rompe dentro de ella" y se da cuenta de que "no todo es como debería ser en la comunidad agrícola", dominada por una poderosa y omnipresente cooperativa local que ha pasado a ser controlada por un pequeño grupo de personas, alejándose de su objetivo fundacional.

Islandia tiene una larga tradición de cooperativas agroalimentarias que surgieron a finales del siglo XIX como "respuesta al monopolio de los comerciantes daneses", explica Egilsdóttir, quien apunta que la cooperativa de la película se ha transformado en uno de esos monopolios, "que actúa como una mafia y explota a la comunidad que se suponía que debía proteger".

Inga se rebela, así, contra "un sistema podrido" en el que los agricultores no logran llegar a fin de mes pero que la mayoría soporta debido "al miedo y a su excesiva dependencia de él".

El largometraje constituye así una "historia clásica de los ricos explotando a los pobres, de Goliat contra David", sostiene la actriz, quien añade que "la historia de Inga es la de la creación de una revolucionaria" que "tiene mucho coraje para luchar contra la injusticia que la rodea y nada que perder".

El personaje demuestra cómo los pequeños actos pueden cambiar el mundo o "al menos tenemos que creer que pueden, hay que guardar la esperanza...", defiende Egilsdóttir.

Y añade: "mira a Greta Thunberg: ella ha tenido un gran impacto y, con suerte, lo que ha comenzado cambiará el mundo... El tiempo dirá".