El cineasta Óliver Laxe viajará a Navarra esta próxima semana para impartir en Estudios Melitón un curso en el que buscará crecer junto a sus alumnos con la convicción de que "la mejor manera de ser generoso con el espectador es siendo oscuro”, dice en una entrevista con Efe en la que afirma que “al espectador de hoy en día se le obliga a entender cuando el arte hay que sentirlo”.

Laxe (París, 1982) consiguió el reconocimiento de la crítica internacional con su última película, 'Lo que arde', que en enero último se hizo con dos premios Goya (mejor actriz revelación y mejor fotografía), además de estar nominada a mejor película.

P: El curso con Estudios Melitón ha tenido que ser retrasado por el coronavirus, ¿ha trastocado mucho la pandemia sus planes?

R: Los ha trastocado, pero no sabría decir si para bien o para mal. Obviamente se van cayendo algunos trabajos, pero en general lo que saco es positivo porque me ha obligado a hacer cambios saludables en mis hábitos. Llevo años preparando mi vida en el campo y estoy trabajando en un centro de desarrollo rural y restaurando la casa de mis abuelos, por lo tanto he estado disfrutando de estar cerca de la obra y con menos subidas y bajadas de aviones. Han sido los meses más felices de mi vida y, aunque puede parecer insolidario, creo que un ejercicio de solidaridad me obliga a ser feliz y ayudar.

P: Cuénteme más sobre este proyecto en el campo.

R: Tengo ganas de cuidar del valle donde ha nacido mi madre y estoy trabajando en proyectos de orientación agricultural y ganadera y estoy desbrozando el sitio intentando que no se queme. Este proyecto busca también acercar a la población joven, frenar esta sangría que hay en lo rural, y cuenta con actividades culturales para la gente de aquí y un club de montaña.

P: Muchos artistas coinciden en que en el confinamiento les ha sobrado el tiempo pero les ha faltado la inspiración, ¿le ha pasado lo mismo o ha aprovechado esta soledad para crear y buscar nuevas experiencias?

R: En realidad yo no he estado confinado porque vivo en una aldea en la que soy el único vecino. Ahora estoy en un momento en el que no necesitaba esta inspiración porque vivo en un espacio de belleza escandalosa, por lo tanto no necesito buscar esa belleza. Es un sitio en el que te vacías y que te obliga a decirte a ti mismo: “Cállate y contempla”.

P: Cuando hace películas ¿las hace para sí mismo, para el público o por el simple hecho de crear?

R: Hay una parte de ego y otra parte de esencia. Hay una parte muy egocéntrica a la hora de hacer una película, una manera de decirle a la gente: “mira lo que hago, quiéreme”. A la vez pienso que si en mi camino hay liberación ojalá pueda liberar a alguien. Hago películas para conectar con mi esencia y al hacerlo, como la esencia del espectador es la misma que la mía, puede conectarse con su propia esencia. A la vez en mi cine hay una voluntad de servicio clara y radical, y creo que la mejor manera de ser generoso con él es siendo oscuro porque hoy en día se obliga a entender, cuando en el fondo el arte hay que sentirlo.

P: ¿Qué opinión tiene del cine más comercial, lo que sería el best seller en literatura?

R: Me parece basura, no eleva a la gente, sino que la adormece. No estoy diciendo que no tengan que existir estas películas, pero me parece un poco irresponsable la gente que invierte su tiempo y su talento en hacer este tipo de cine. Creo que solo si necesitas verdaderamente hacer una película es sano hacerla, porque es un proceso bastante esquizofrénico, muy incisivo, una experiencia límite.

P: ¿Cuando elige a un actor busca algo en concreto?

R: Me dejo llevar por la empatía. Hay gente que me conmueve y me produce mucha curiosidad y esta es una de las cosas que más me gusta, preguntarme por qué me ha conmovido, analizar a esa persona psicológicamente y espiritualmente, sus heridas. Me suele atraer mucho la gente rota. Se dice que como tienen el corazón roto a través de las fisuras pasa luz y ese debate dentro de ellos es muy bonito. También hay que medir todos los factores porque hacer una película es algo muy exigente física y psicológicamente y a lo mejor hay alguien que me conmueve mucho pero se que no va poder soportar la experiencia de un rodaje.

P: ¿Hay mucha diferencia a la hora de dirigir a un actor profesional y a otro que no se dedica a ello?

R: Sí, en este país un actor profesional tiene que hacer muchos trabajos diferentes en la tele o el teatro y van adquiriendo vicios, en cambio con un actor no profesional empiezas de cero.

P: ¿Cree que esta situación que estamos viviendo cambiará a la gente y su forma de afrontar las cosas o será algo que se olvidará con rapidez?

R: Hay un elemento que yo celebro de este nuevo escenario y es la presencia de la muerte. Esto va a generar que haya gente que crezca porque se de cuenta de que es pequeño, pero va a haber otras personas para las que la presencia de la muerte haga que no sean capaces de dominar sus angustias y sus miedos. Creo que vamos a asistir a una sociedad más polarizada entre gente que se va a iluminar y gente que se va a oscurecer.