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Eusebi Ayensa: «Kavafis toca las fibras más sensibles del alma»

El responsable de la edición íntegra en catalán de la poesía de Konstandinos Kavafis participa este jueves en Palma en dos actos, por la mañana en el campus de la UIB y por la tarde en la librería Embat

Eusebi Ayensa, responsable de la edición íntegra en catalán de la poesía de Konstandinos Kavafis

Eusebi Ayensa, responsable de la edición íntegra en catalán de la poesía de Konstandinos Kavafis / Jordi Meli

Eusebi Ayensa, director en su día del Instituto Cervantes de Atenas y traductor al catalán de autores como Seferis, Ritsos y Prevelakis, ha publicado con la editorial Flâneur una edición íntegra en catalán de la poesía de Kavafis. Su autor ofrece hoy una conferencia en el campus de la UIB (Edifici Ramon Llull, Aula 9, a las 12 horas) y presenta los dos tomos de la Poesia completa del escritor alejandrino en Embat Llibres (a las 19 horas, arropado por Biel Mesquida).

«Kavafis, según mi opinión, es un poeta ultramoderno, un poeta de las generaciones futuras», decía el propio escritor. ¿Qué le ha convertido en un clásico?

Como otros grandes autores, Kavafis fue poco reconocido en su época. Habla de temas que en su tiempo eran difícilmente comprensibles, como el erotismo homosexual, por el que tuvo muchos problemas; cuestiona en algún poema la pena de muerte, algo que nadie hacía entonces… Se adelanta mucho a su tiempo en consideraciones y opiniones. Es un poeta que ataca a lo que será más tarde la pureza étnica, defiende la mezcla racial, es un alegato contra la intolerancia. Con el tiempo ha sido mucho más reconocido que en su momento. 

Un adelantado a su tiempo suele ser perseguido y castigado.

No acabó en la cárcel como Oscar Wilde pero le faltó muy poco, porque hubo una campaña, al final de su vida, de un médico-periodista griego de Alejandría, Sócrates Lagudakis, que por sus poemas eróticos le acusó de inmoral, y la cosa no fue a más porque tuvo amigos que le defendieron. Hay poemas muy explícitos, por lo que se refiere al erotismo, que no podían ser bien entendidos en su época de ninguna manera, y le valieron problemas de poco reconocimiento literario por una parte, y de incomprensión moral por otra.  

¿Cuál es la base de esta nueva versión al catalán de la poesía completa de Kavafis?

Respeto mucho a los traductores, pero yo no me siento traductor, yo soy un filólogo que traduce. Mi trabajo en el Archivo Kavafis de Atenas, que se abrió al público en 2011, comprendió cinco años muy intensos. Allí me di cuenta de que había mucho material, muchas primeras versiones de poemas, opiniones del propio poeta sobre su obra, poemas inéditos, versiones inéditas de poemas conocidos, es decir, todo un material de archivo muy importante. Kavafis es como un iceberg, solo conocemos una pequeña parte, la que sale del mar. Este trabajo también es fruto de la pandemia y del confinamiento, me quedé como todos encerrado en casa y me dediqué a traducirlo poco a poco. La traducción fue la parte final de un trabajo de contacto sobre todo con los materiales de archivo del poeta, que es lo que, modestamente hablando, esta traducción aporta, es decir, una versión en un catalán que yo creo que es más actual que el de los traductores anteriores, con todo el respeto, y unos materiales de archivo y unas notas que aportan muchísimo material para interpretar estos poemas. Hasta ahora la versión más completa de Kavafis en catalán fue la de dos mallorquines, Antoni Avellà y Bartomeu Garcés, publicada hace años por Lleonard Muntaner. Estos dos traductores (médicos de profesión) aprendieron griego solo para traducir a Kavafis al catalán, lo cual merece mis más elevados elogios. 

Fotografía de Kavafis

Fotografía de Kavafis / Archivo Kavafis-Fundación Onassis, Atenas

«No hay mejor guía para entender el funcionamiento interno del fenómeno poético que los papeles de un escritor».

Sí, y más cuando es un escritor tan escrupuloso como Kavafis, que era el summum de la escrupulosidad a todos los niveles. Como persona debía ser bastante excéntrica. Era escrupuloso con su propia vida y su propia obra. Nunca daba un poema por acabado y siempre se negó a publicar su obra en libro, a pesar de que tuvo por ejemplo la propuesta de Edward Morgan Forster, de quien era amigo. Forster estaba colaborando con la Cruz Roja en Alejandría, se conocieron y le propuso editar su obra en inglés. Kavafis dijo que no porque en el fondo, aunque no dio razones, interpretamos que él pensó que perdería el control sobre su obra. Él editaba su obra en ‘hojas volantes’, imprimía cada poema en una hoja, en una imprenta de Alejandría, los encuadernaba en pliegos y los enviaba a sus amigos. Y cuando quería hacer algún cambio en algún poema les pedía otra vez el pliego, les corregía esa palabra y lo devolvía. Por eso intento que esta versión mía refleje un poco esa escrupulosidad. Si no hubiera habido material nuevo de archivo seguramente no lo habría traducido nunca.   

«Es por los escritos más secretos que me conocerán tal como soy». ¿Qué define la personalidad de Konstandinos P. Kavafis?

La suya es una personalidad fascinante. Una periodista del Punt Diari-Avui de Girona, Eva Vàzquez, me comentó que físicamente le recuerda a Kafka y Pessoa, y es cierto. Los tres tuvieron un trabajo administrativo que no les satisfacía en absoluto, ingrato, y Kavafis lo vio como una condena en vida. La ciudad de Alejandría, la ciudad de Cleopatra y Marco Antonio, también tiene algo de fascinante para todos los que nos dedicamos a esto del ‘griego’. Kavafis fue hijo de una familia rica que se empobreció, tuvo que trabajar y vivió el trabajo como una desgracia toda su vida. Trabajaba por la mañana y luego por la tarde se encerraba a escribir o iba a bibliotecas de Alejandría para estudiar la historia griega de la época helenística. Kavafis es una persona fascinante, sin tener rasgos heroicos. Como dice en su poema Ítaca, en la vida hay dos cosas: aprende de los que saben, de los que tienen conocimiento, del estudio; y luego los perfumes sensuales, el amor sensual, voluptuoso. Yo que soy docente se lo digo a los alumnos, seguid el ejemplo de Kavafis en lo de las lecturas y el estudio, y en lo del erotismo también, pero no os paséis demasiado.         

¿Traducirlo también ha sido fascinante?

Cuando llevas ocho años con un poeta solo te falta ponerle un plato en la mesa a comer. Mi relación con Kavafis ha sido un poco tempestuosa, como las relaciones de pareja a veces. Ha habido momentos que nos hemos querido mucho, y otros en los que nos hemos odiado y le he dicho: «oye, déjame tranquilo una temporada, vete de casa, tengo mi vida familiar». Me he involucrado mucho en este trabajo, han sido ocho años muy intensos. Trabajar en su archivo ha sido un lujo, con sus papeles, sus materiales, sus manuscritos, pero luego traducirlo ha sido un ejercicio tenaz, porque lo que quieres, al ser un autor que admiras, es que tu versión le haga justicia. Nunca encuentras la palabra exacta, la expresión correcta al nivel del griego… Es verdad que he tenido amigos que me han ayudado mucho, como Jaume Almirall y Jordi Llovet, por ejemplo, pero ha sido un trabajo de orfebre, de revisar, con el deseo de que mi traducción estuviera modestamente a su nivel.   

Manuscrito del poema ‘Ciris’

Manuscrito del poema ‘Ciris’ / Archivo Kavafis-Fundación Onassis, Atenas

Muchos de estos textos nuevos son de contenido erótico. ¿Se autocensuró en algún modo? 

Kavafis tiene 154 poemas llamados «canónicos». El último, En las afueras de Antioquía, lo corrigió cuando ya estaba muy enfermo, en su lecho de muerte [falleció de cáncer de laringe], y lo consideramos canónico aunque no llegó a publicarlo. Luego hay una serie de poemas que aparecieron en un cajón de su archivo, cerca de 70, con una nota que pone: «no para ser publicados sino para que se queden aquí». Kavafis no los publicó pero tampoco los destruyó. Alguien le dijo: «oiga, ¿sino quiere estos poemas porque no los destruye?» Y él contestó: «es que son de un primo mío». Una de sus excentricidades. Era muy escrupuloso a nivel literario, también a nivel lingüístico. Empezó escribiendo una lengua griega arcaizante, como escribía todo el mundo en Grecia, catharevusa, la lengua pura, y luego fue derivando hacia una lengua más popular, más cercana al griego hablado. Cuando un poema no le salía en el nivel de lengua que él quería, pues no lo publicaba. Y luego están los poemas inacabados, los que dejó en casi 30 sobres, cada uno con versiones distintas del mismo poema, y esos son en los que estaba trabajando, seguramente si hubiera vivido más los habría acabado e integrado en su obra canónica. Se ha dicho siempre que a partir de 1911 Kavafis acepta su homosexualidad, lo cual le supuso una cierta lucha interna, pero eso no es verdad del todo, porque en su archivo aparecen poemas eróticos que conocemos que él imprimió en hojas volantes y hay versiones anteriores mucho más explícitas, mucho más subidas de tono. O bien hay poemas por ejemplo en una versión manuscrita en primera persona como si fuera el protagonista y cuando lo publica lo pone en tercera persona. Es decir, siempre ejerció una cierta censura en los poemas eróticos por razones morales aunque es verdad que era una persona en su vida pública absolutamente discreta, nunca protagonizó ningún escándalo erótico. 

¿Cuáles son los ejes principales de su poesía?   

Kavafis clasificó su poesía en tres grandes grupos: poemas eróticos, poemas históricos y poemas filosóficos, de reflexión, bastante pesimistas. Pero hay poemas históricos con contenido erótico y poemas eróticos con pinceladas históricas y con razonamientos filosóficos... Son tres grandes bloques pero son vasos comunicantes. La Grecia de Kavafis no es la Grecia que tú y yo imaginamos, es la Grecia helenística, la de Alejandro Magno, la de un imperio tan grande como efímero. De hecho él es hijo de ese imperio, Kavafis es alejandrino. En su obra aparecen personajes a menudo muy desconocidos, como Alejandro Balas o Demetrio Poliorcetes, y uno piensa que esos personajes no pueden aportarle nada, pero sí que te aportan, porque lo que hace Kavafis es presentar prototipos humanos con los que te puedes sentir identificado. Hay un poema, que me gusta mucho, Tenían que haberlo pensado, del final de su vida, en el que habla de un chico joven del reino helenístico de Siria que ha ido a Alejandría y que regresa a su patria y quiere ser útil a su país. Y dice que se ofrecerá a un político por si le quiere contratar, y sino a otro, y si este no le quiere pues con el siguiente, «y sino ya veré porque en el fondo no es culpa mía si son malos políticos». Es el ejemplo típico del chaquetero, de los políticos que todos conocemos, es decir, Kavafis radiografió incluso el transfuguismo político, bajo un formato histórico, sí, pero ahí ves caricaturizado al tránsfuga político, un tema tan actual. El lobby homosexual (con todo derecho) lo reivindica como un poeta de referencia pero siempre digo que también es un gran poeta para los heterosexuales, porque bajo un aparato de una relación homosexual aparecen sentimientos humanos, de nostalgia por ejemplo, porque muchos poemas son de relaciones amorosas del pasado, como El sol de la tarde. ¿Quién no ha vivido una relación amorosa que ha ido mal y la recuerda con nostalgia? Kavafis toca las fibras más sensibles del alma, habla de sentimientos, y eso es lo que le hace grande, no esa Grecia helenística o una relación homosexual puntual.            

¿Se puede hablar de un resurgimiento de Kavafis?

Sí, cada vez más es un poeta reconocido, con el tiempo gana. Las biografías, las traducciones, cada vez tienen más interés y más público y lectores, en la línea de que Kavafis se consideraba un poeta de las generaciones futuras. De hecho ahora se ha inaugurado en Atenas una casa-archivo Kavafis con muebles suyos que se han comprado en Alejandría, y está recibiendo visitas de muchos alumnos griegos. 

La casa del poeta, en Alejandría

La casa del poeta, en Alejandría / Archivo Kavafis-Fundación Onassis, Atenas

¿Qué huella ha dejado en la literatura catalana?

Kavafis tuvo mucha suerte en Catalunya porque entró por la puerta grande: fue traducido por Carles Riba y musicado por Lluís Llach. Ha influenciado a muchísimos autores: Joan Margarit, Manuel Forcano, Maria Àngels Anglada, Francesc Parcerisas, Narcís Comadira, Jordi Julià... Es un poeta que en Catalunya ha tenido una huella muy grande. Kavafis va a más en nuestro ámbito lingüístico.

La literatura está de luto: ha muerto Paul Auster.

Todos los lectores somos un poco fetichistas y cuando fui a Nueva York quise pasar por su barrio. Auster no tiene nada que ver con Kavafis pero esta representación de caracteres humanos con la que te puedes sentir identificado de Auster también me gusta mucho. Auster es muy poco kavafiano pero me seduce esta conexión. 

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