En invierno, el cuerpo pide comida de cuchara: sopas, cremas y guisos varios. Nada apetece y reconforta más que un plato bien calentito. No obstante, el frío puede ser una trampa en la que caer y ganar unos kilos de más sin darnos cuenta. Entonces, ¿qué deberíamos comer? Vaya por delante que entrar en calor sin pasarnos de calorías es posible.

Una buena idea son las cremas de verduras. De calabaza, calabacín, de puerros y patata, de brócoli o coliflor, de tomate y zanahoria, guisantes€ ¡Será por opciones! Todas sientan de maravilla. De hecho, ¿hay algo más agradecido que degustar una crema caliente al llegar a casa o a la hora de comer en el trabajo en pleno invierno?

Las cremas de verduras permiten seguir una dieta saludable en invierno y no engordar. Contienen mucha fibra y -normalmente- pocas calorías. Otra ventaja es que son sencillas y rápidas de preparar y se pueden dejar listas de un día para otro e, incluso, congelarlas.

Otro plato de cuchara muy recurrente en invierno es la sopa de cebolla, típica de la cocina francesa y que destaca por su facilidad de elaboración. Tomar caldo casero, muy nutritivo y bajo en calorías, es una buena forma de saciar el hambre y comer menos. Además, la cebolla no sólo aporta vitaminas, sino que es una excelente aliada para combatir gripes y resfriados por su efecto antibiótico.

En los platos de cuchara más típicos del invierno tampoco pueden faltar las legumbres. De hecho, son un ingrediente estrella. Muchos las descartan por creer que engordan. Para nada. Es más, la Organización Mundial de la Salud aconseja comer legumbres al menos tres veces a la semana. Las lentejas, los garbanzos y las alubias no nos hacen subir de peso, pero sí los ingredientes que añadimos a los guisos.

Para reducir su aporte calórico, sin perder sus beneficios nutricionales, lo mejor es preparar lentejas con verduras. Sustituir el chorizo, por ejemplo, por zanahoria. Otra opción es un buen potaje de lentejas al curry, ideal para el táper, para comer fuera o para dejar preparado y calentarlo al llegar a casa.

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Sin salir del mundo de las legumbres, las judías blancas con almejas también son un plato nutritivo y clave para una dieta equilibrada. Por ración son unas 360 kilocalorías, que además de contener hidratos de carbono, la fibra que aportan ayuda a estar saciados y a regular nuestro comportamiento alimentario.

El último plato es un guiso de ternera. Si bien en el estofado el segundo ingrediente en importancia por detrás de la carne es la patata, esta se podría sustituir bien por el boniato (de temporada) o por hongos y champiñones. Las alcachofas y zanahorias tampoco pueden faltar. Hay muchas formas de guisar y mucho alimento sano y poco calórico que combinar.