Sumergirse en la historia de Capdepera y, de paso, darse un chapuzón en sus maravillosas playas: un plan 'dos en uno' muy tentador para este fin de semana que será posible con el inicio del famoso Mercado Medieval 2013.

Desde hace 13 años la 'fira' rememora el pasado del municipio en la comarca de Llevant. Así, Capdepera se vuelve escenario de una celebración tanto para los visitantes como para los vecinos que, además, conmemoran esta vez los 30 años desde que el pueblo recuperó su castillo.

A partir del viernes 17 y hasta el domingo 19 de mayo se puede retroceder en el tiempo entre personajes medievales, espectáculos de música, muestras culturales, gastronomía y un ambiente festivo que invita a disfrutar del buen tiempo. El programa puede ser completo si se trata de aprovechar las bonitas playas del municipio.

Cala Agulla, Cala Moltó y Cala Mesquida son buenas opciones para tumbarse sobre la finísima arena. En 1991 fueron declaradas Área Natural de Especial Interés por el Parlament de Baleares, lo que ha supuesto una buena conservación de esta costa, rodeada de pinar frondoso con ejemplares de grandes dimensiones sin urbanización.

Cala Gat está junto a sa Torre Cega y a dos kilómetros de Capdepera. Esta playa es un arenal pequeño, tranquilo y bello, asediado por tamarindos y palmitos, que invitan a nadar en su agua transparente.

Para quienes prefieren paisajes rocosos hay sitios ideales como Cala Rotja. Allí la costa se caracteriza por ser de carácter montañoso, finalizando estos perfiles pronunciados entre las vecinas Punta des Pi y na Terres. Aun así, esta manga de mar, que se divide en dos playas al tocar tierra, separadas por un saliente rocoso, está flanqueada por acantilados de media altura.

La proximidad con Torre de Canyamel posibilita realizar una excursión a pie corta para visitar una de las atalayas defensivas del siglo XIII más populares de Mallorca, por sus ventanas de medio punto, aspilleras, matacanes y almenas).

Playas de grava también dan su encanto a esta zona de la isla. Sa Pedruscada, por ejemplo, recibe su nombre de las piedras y cantos rodados que forman está porción del litoral pequeña, cosa que dificulta tumbarse al sol. Sin embargo, es digna de conocer ya que su aspecto recuerda a un puerto familiar de pescadores, imagen que se potencia gracias a las barquitas varadas en la orilla.

Cala Lliteres es otra playa de composición pétrea que ahuyenta a las personas que desean tumbarse al sol. En cambio, este recodo marítimo se convierte en un paraíso para los practicantes del buceo por su fondo rocoso de increíbles vistas.