Para descansar del estruendo de Ciutat y perder de vista los edificios del boom de la arquitectura de los años ochenta y noventa, te proponemos coger carretera para explorar los santuarios, pueblos y aldeas más pequeñas que se encuentran en pleno centro de la isla, llenas de construcciones de piedra con mucha historia.

Ruta dels llogarets

Un llogaret es una aldea que no tiene ayuntamiento. Lugares donde se puede respirar tranquilad y en los que reina el silencio.

Al nordeste de Sencelles encontrarás el llogaret de Jornets que, rodeado de extensas tierras dedicadas a los cultivos agrícolas, campos de olivos y encinares, posee una alquería del siglo XV. Creció gracias al aumento de la agricultura vinícola durante el siglo VXIII, permitiendo la construcción de un núcleo rural y una escuela que funcionó hasta los años sesenta. Recorriendo las estrechas y sinuosas calles encontrarás el oratorio de Sant Josep, adosado a las casas de la finca. A finales del siglo XIX, la filoxera fue la causa del fin del cultivo de la viña, provocando la deshabitación del pueblo. En la actualidad, en la finca puedes encontrar delicioso aceite de oliva virgen extra de Jornets con Denominación de Origen Oli de Mallorca. En el año 2009 el Consell de Mallorca declaró el "llogaret" Bien de Interés Cultural dentro de Conjunto Histórico.

Cascanar, es el siguiente llogaret de la ruta propuesta. Se tiene constancia de su ocupación prehistórica gracias a diversos yacimientos: las cuevas de can Garau, pretalayóticas, el talayot de ses Talaies de can Xim, y la necrópolis talayótica y romana conocida como el Cementeri dels Moros, actualmente desaparecida. Durante los siglos XIII y XIV la estructura se basaba en grandes posesiones que se fueron dividiendo y estableciendo hasta formar la aldea. En la actualidad, se distinguen tres grandes casas: can Romanyà, can Garau y can Riera.

Un personaje de la familia Roberts o Ruberts de Tarragona participó en la conquista de Jaime I, al que en el repartimiento de tierras le tocaron tres alquerías que recibieron su nombre, Ruberts. En la actualidad la posesión más importante es la de Son Jordà, donde se edificó en el siglo XVIII la iglesia de la Mare de Déu del Carme. Al coger la carretera vieja de Sineu a la izquierda, encontrarás otra pequeña alquería llamada Judí. La posesión más representativa es son Xotano, y hay que destacar el pozo de Judí, que cuenta la tradición de evocaciones hebraicas que marca el centro geográfico de Mallorca.

Poniendo rumbo al último llogaret, llegarás a Laiar, a dos kilómetros de Sencelles que fue recibido por Gastó Montcada, vizconde de Bearn, después de la conquista. Entre los siglos XVI y XIX, la familia principal fue Raió de Laiar. En 1578 esta aldea estaba compuesta por dos posesiones, un cobertizo y siete casas. A día de hoy destacan las propiedades de can Raió , can Castell y can Ribes.

Ariany, un pequeño municipio lleno de patrimonio

Un pueblo en la llanura de la isla que conserva sus raíces y una gran tradición paisajista, con una economía basada prácticamente en la agricultura y ganadería. En este pequeño pueblo que no llega a los mil habitantes se encuentran una serie de yacimientos arqueológicos, como la cueva de sa Canova, fechada en la edad de bronce, el poblado talayótico de Calderitx y la cueva funeraria de Son Nivorra. También es interesante visitar la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Atocha, otorgada por el rey Felipe V al Marqués de Ariany, Marc Antoni Cotoner, que fue acabada en el año 1737. S'Auberg y El Camí de Sa Marquesa, son la casa y el camino que originaron el núcleo del pueblo, y el pou Bo situado a la derecha de la carretera de Petra es una muestra del sistema hidráulico tradicional.

Algaida, una ruta mística

A menos de media hora de Palma, en este municipio encontramos una montaña dedicada a la contemplación, Puig de Randa. Puedes disfrutar de la arquitectura de ermitas y santuarios mientras haces una ruta de senderismo. Empiezas el recorrido desde la parroquia de la Mare de Déu de la Pau de Castellitx, de estilo gótico primitivo, se encuentra entre Algaida y el Puig de Randa, aparece citada en el año 1249. Continuas caminando por el Puig de Randa, y a la derecha encontrarás la señal que te dirige al Santuari de Gràcia. Su origen se remonta a la cueva de s´Aresta, a mediados del siglo XV, los frailes franciscanos acudían para cumplir los votos de pobreza y austeridad. A finales del mismo siglo se fundó el santuario con una iglesia de estilo gótico. Al acabar la visita pones rumbo al Santuari de Cura, pero realizarás una parada en la ermita de Sant Honorat, el patrón de Algaida. Ramón Llul fue el primero que se retiró a esta montaña. Durante el siglo XIV más caballeros decidieron hacer lo mismo, y pidieron la edificación de una ermita, construida entre los años 1394 y 1397. Cuando llegas a la cima del Puig de Randa, a 501 metros de altura, encontrarás el Santuari de Nostra Senyora de Cura, cuya construcción se inició en el siglo XV. Cuenta la leyenda que fue en este lugar donde Ramón Lull tuvo la iluminación, a partir del cuál escribió su libro. Para coger fuerzas, te recomendamos disfrutar de la cocina tradicional mallorquina que se ofrece en el restaurante de Santuari de Cura y disfrutar de la increíble panorámica de la isla.