La libertad del desconfinamiento y la tranquilidad de Mallorca sin turistas, invita a lanzarse a redescrubir la isla y enamorarse de nuevo de los rincones más turísticos

Deià es un lugar muy turístico en verano y es el momento de ir a visitarlo y perderse entre sus calles con vistas al mediterráneo. Es uno de los pueblos más pintorescos de la isla, conocido por ser la residencia de diversos artistas como Robert Grave, a principios del siglo XX. Este pueblo está situado en plena Serra de Tramuntana. Una de las recomendaciones para comer es Es Racó d'Es Teix, un restaurante con estrella Michelin. Un paseo hasta la iglesia y el cementerio, te llevará a unas vistas espectaculares de los paisajes mallorquines. Otra recomendación es la Cala Deià, una pequeña cala de priedecitas donde desemboca un torrente y con una peculiar roca en medio del agua.

Sóller es el lugar ideal del que volver a enamorarse cuando está desmasificado. Incluso atrevernos a coger de nuevo el tren de Sóller y disfrutar de la nostalgia que desprende y la majestuosidad de las vistas. Obligada parada, comerse una coca de patata o un helado de Sóller en la cafetería Ca'n Molinas o Sa Fabrica de Gelats.

Algo tan sencillo como pasear por las calles de Palma, permitirá redescubrir rincones de la zona del casco antiguo y encontrar tiendas, restaurantes, cafeterías y rincones preciosos que pasan desapercibidos en el día a día. Aprovechar para comerse una ensaimada en Can Joan de s'Aigo es una buena oportunidad para ponerle la guinda del pastel al paseo nostálgico.

Visitar de nuevo Cabrera, o visitarla por primera vez. Esta pequeña isla a la que podemos ir a pasar un día tranquilo y visitar la Cova Blava y bañarse en sus aguas cristalinas. Para visitarla hay que dirigirse a la Colònia de Sant Jordi, desde donde parten los barcos hacia la isla. La travesía dura entre 30 y 45 minutos, dependiendo del estado del mar y de la embarcación. Se organizan muchas excursiones con diferentes actividades y visitas que pueden resultar muy interesantes.

Hacer una excursión a Sa Calobra es una opción deportista y con una belleza digna de disfrutar. Desde la playa de Sa Calobra hay un paseo peatonal entre dos acantilados y que lleva a la desembocadura del Torrent de Pareis. Se puede llegar en coche y luego comenzar el descenso a pie.