Hoy, cuando usted lea esta pieza sobre los Grandes Documentales de La 2 dedicado al país vecino del sur, a ese Marruecos que celebra estas fechas el vigésimo aniversario de la llegada al trono de Mohamed VI -no hay avenida principal ni negocio de barrio, sea barbería u oscura tetería en cualquier medina que no lleve su nombre o cuelgue la foto del monarca alauita- el que escribe estará en Marruecos. El reportaje lleva un subtítulo llamativo, "Nacido explorador: Marruecos, pueblo secreto". El explorador es Richard Wiese, neoyorquino de 60 años que ha hecho de los viajes su profesión, y seguro que su razón de ser. Envidia, y mucha, que me da. Así que el tal Richard lo mismo te explora Namibia que la medina de Fez, y ya les aseguro, sin conocer Namibia, que no es igual. Como viajar también es leer sobre viajes, imagínese lo que es ver el lugar de destino.

Se dice en el reportaje que el viajero callejeará por las tortuosas, estrechas, y excitantes callejuelas de la medina -casi intacta desde su creación en la edad media por la dinastía Idrisid- y también visitará una aldea bebeber jamás visitada por occidentales -bueno, un poco fuerte suena eso- para asistir a una boda tradicional. Así que, hala, me voy de viaje de la mano de Wiese y de La 2. Para situar al espectador, el narrador aporta datos sobre el país, su gente, sus costumbres, la religión, los increíbles contrastes -costa, montaña y nieve, oasis, valles fértiles, desierto-, y se deja llevar por el río de la vida que sucede a cada paso. Pero no, no me diga que el zoco de los curtidores de Fez es un lugar poco conocido. Es el lugar más conocido, campeón. Vi el reportaje entero, claro, porque si es Marruecos, me encanta. Pero habría que cambiar explorar por visitar. No es lo mismo.