Este tipo es un fenómeno. 'Lo de Évole', programa al que aquí se le dedicó un espacio antes de su estreno hablando de la cataplexia de Jordi Évole no deja lugar a la duda. Es un programa tan personal que hasta lleva el apellido de papá en la criatura que emite el domingo por la noche La Sexta. Digo que este tipo es un fenómeno porque a pesar de esa aparente egolatría, no es un programa pastoso, centrado en la figura del presentador, no es un programa donde el ombligo del periodista se exhiba, no es, y así me explicaré mejor, como hace la insufrible Samanta Villar, convertida en el centro del mundo, y para que no haya duda de lo que digo recuerdo nombres de su trayectoria. Ahí van. 'Conexión Samanta', '9 meses con Samanta', 'Samanta y'... o 'La vida con Samanta'. Creo que se entiende. Lo de Évole no va sobre Évole, pero sí es su formato más personal.

Viendo la primera entrega no me extrañé que tuviera como referencia al clásico 'Cuerda de presos' que otro grande del periodismo personal como Jesús Quintero firmara para Antena 3 en la década de los noventa del pasado siglo. Y no sólo porque también en 'Lo de Évole' se habla con presos en activo o con presos que pasaron por el trullo sino por lo mucho que el catalán admira y tiene del andaluz. Y deja claro. El guionista de Quintero para sus programas, Javier Salvago, poeta, alcohólico rehabilitado y hombre lúcido, le dijo a Évole, que habló con él escudriñando los entresijos de sus programas, que los tan icónicos silencios de Quintero ocurrían a veces porque el periodista se quedaba en blanco y no sabía qué decir. Jordi los ha incorporado, y así consigue que sea el entrevistado quien rompa el silencio y diga lo que no quiere decir. 'Lo de Évole' promete.