¿Cuántas veces hemos escuchado en los dos últimos años eso de que The Walking Dead está más muerta que sus zombies? La serie ha terminado su novena temporada con índices de audiencia bajo mínimos, pero su equipo se resiste a echar el cierre.

No sólo ha sido renovada ya para una décima, sino que están en marcha otros proyectos vinculados a la franquicia zombie. Desde películas a spin offs. Se ve menos, pero sigue siendo una de las series más vistas y ya querrían para sí muchas otras series esos índices de audiencia. A pesar de todos los intentos por enterrarla, 'The Walking Dead' se resiste a marcharse e intenta recuperar la audiencia perdida tratando un poco de dar aire fresco a unas tramas que, a base de ser repetitivas, habían cansado a su audiencia. La serie ha cerrado una buena temporada, pero desgraciadamente eso es algo que cada vez le importa menos gente.

Quizá el problema haya sido el de ir matando a una buena parte de sus protagonistas. Para el final de la novena temporada se nos había anunciado una "boda roja", por aquello de recordar que junto a 'Juego de Tronos' la serie de los muertos vivientes era una de las más vistas. De esta manera ponían al fandom con los dientes largos con la promesa de una escabechina de muertes de impacto.

El problema es que ya se había quemado antes el cartucho de haber tenido la salida en falso del protagonista a mitad de la temporada. La supuesta muerte de Rick Grimes (Andrew Lincoln) había sido una chapuza. Y encima el personaje de Maggie (Lauren Cohan) se había ido por la puerta de atrás también a mitad de temporada. Y sí, hemos tenido muchas bajas en el penúltimo episodio, pero con el incoveniente de que pocos serían capaces de recordar los nombres de los fallecidos sin mirarlos en Google. ¿Esta cabeza de quién era? Apenas quedan ya dos actores del reparto con el que empezó la serie y eso acaba causando desapego en el espectador hacia los personajes.

Entre tanto relevo en el reparto y en los equipos de producción, parece que ha pasado desapercibido un cambio radical para la serie. The Walking Dead ya no es una historia sobre cómo sobrevivir al apocalipsis, sino una sobre cómo empezar a construir una nueva sociedad desde cero. Ya no se trata de un mundo deshumanizado en el que las viejas normas han dejardo de tener validez.

Se trata de volver a humanizar el mundo. Los títulos de crédito siempre habían mostrado muerte y putrefacción y ahora, entre la desolación, lo verde vuelve a crecer. En la mejor tradición del western, el hombre va tratando de domar una tierra salvaje. Como en la película que los hermanos Coen hicieron para Netflix (La balada de Walter Scruggs) uno puede encontrar la muerte en cualquier momento. Cada vez los zombis están más cascados, pero no hay que despreciar su amenaza, especialmente si actúan en manadas.

La nueva temporada de 'The Walking Dead' ha presentado a un interesante nuevo enemigo, los susurradores, que vienen a simbolizar el miedo al cambio. Se han acostumbrado a vivir entre zombis, pastoreándolos y disfrazados como ellos. Ahora que se habían adaptado al nuevo mundo, vienen otros a acabar con lo que había sido su modo de vida.

De la mano de Angela Kang como showrunner, la serie se ha librado de viejos hábitos. En los peores tiempos de Scott Gimple se había abusado mucho de apostarlo todo a un giro final y meter mucho relleno entre los episodios de la temporada. A partir de ahora, se intenta ir construyendo la historia semana a semana. Intentar que el espectador vuelva a conectar con los personajes, aunque muchos de ellos sean desconocidos.

Retomando los símiles con 'Juego de Tronos', el golpe de impacto ha llegado en el penúltimo episodio, reservando para el capítulo final para ir colocando las piezas para la próxima temporada. Se aparcan un lado las tramas para contarnos cómo los protagonistas afrontan una tempestad de nieve. Un desenlace que deja una incógnita en el aire para que el fandom vaya especulando hasta después del verano. ¿De quién es esa voz que se escucha por la radio al final del episodio?

Rick Grimes se fue, pero Daryl (Norman Reedus) se ha quedado dirigiendo el cotarro y es el nuevo protagonista de la serie, aunque lo suyo no es gobernar pueblos. Algunas noticias apuntan a que en la décima temporada se explorará la vida amorosa del personaje, por lo que no sería de descartar que se retomara ese romance con Carol (Melissa McBride) que muchos fans esperan desde la segunda temporada. La melena de Carol fue la mejor manera de explicarnos ése gran salto temporal que la serie dio a mitad de temporada para hacer punto y aparte y empezar de nuevo. Las cosas entre Carol y Ezequiel (Khary Payton) no han acabado bien, así que esa vuelta a su relación con Daryl no es descartable.

Por cierto, ¡que levanten la mano los que no soportaban a Ezequiel! Tanto Daryl como Carol, son personajes que no salen en el cómic de Robert Kirkman (Carol murió en la cárcel y Daryl se inventó directamente para la serie) y por lo tanto hay carta blanca para hacer con ellos lo que los guionistas quieran. Aunque la serie ha ido siempre por libre respecto a las viñetas, siempre ha habido una hoja de ruta que se ha cumplido.

Otro personaje que sigue siendo interesante es el de Negan (Jeffrey Dean Morgan), el gran villano que ahora pasa su vida encerrado en una celda. Ahora parece ser una especie de aliado al que los protagonistas usarán a modo de Hannibal Lecter como asesor para luchar contra el nuevo enemigo y mirar al mal a la cara. Negan se ha convertido también en una especie de figura paterna para la hija de Rick Grimes, a la que vemos un poco más mayor gracias al salto temporal. Una relación que nos ha hecho ver la cara más humana del villano.

¿Ha empezado su camino a la redención? En cambio, no me atrevo a especular sobre qué pasará con Michonne, la chica de las rastas y las catanas. Algunas informaciones apuntan a que la actriz que la interpreta, Danai Gurira, también quiere abandonar la serie para centrarse en su carrera cinematográfica; mientras otras dicen que su personaje es clave para algunas de las tramas que están por llegar. Si sigue o se va es algo a lo que habrá que estar atento en los próximos meses. Mientras todo esto se aclara, la intención es que siga teniendo apariciones esporádicas para ir preparando la próxima saga que sucederá a la de los susurradores.

Los que quieran más zombies, tendrán que esperar al 2 de junio en que se estrenará la quinta temporada de Fear the Walking Dead, aunque debo confesar que yo la abandoné en algún momento de la cuarta después de que llegara Scott Gimple como un elefante en una cacharrería. Mi quiniela es que este año podríamos despedirnos de la serie protagonizada por Morgan (Lennie James).

La AMC quiere seguir exprimiendo el filón de sus muertos vivientes con nuevos proyectos, entre ellos a través de nuevas series ambientadas en otros puntos del mundo, así como películas de gran presupuesto como la que se está planeando también para Breaking Bad. Aquí llega el momento de los spoilers por lo que quien no quiera saberlo debería dejar de leer. La duda es si se guardarán o no para las películas o para la serie la saga que nos va a tocar ya según la hoja de ruta marcada por los cómics. Hablo de los episodios ambientados en la Mancomunidad, una ciudad de más de 50.000 personas situada en Ohio, donde se vive como antes del apocalipsis.

La gente va a restaurantes, grandes eventos deportivos... como si vivieran antes del apocalipsos. Un lugar donde se pretende reconstruir la civilización y encontrar la cura contra el virus y en el que hay un cuerpo médico militarizado que parecen las tropas de asalto de Star Wars. Ya no hablamos de pequeños pueblecitos en los que los personajes han vivido como una burbuja, sino de ciudades tal y como las conocemos. Muchas teorías apuntan a que ése fue el lugar al que se llevaron a Rick en helicóptero cuando se marchó de la serie.

También se especula con que allí podría encontrarse el personaje de Maggie tras su poco aclarada partida. Golpes de efectos con los que se pretende la reconciliación con el público perdido. ¿Veremos a la Mancomunidad en la serie o en las películas?