Así se llama el nuevo programa de los viernes en La 1 de TVE y lo presenta Roberto Leal, ejemplo de crack. Así que ya está, política de hechos consumados. Vaya crack se ha popularizado, y se usa para eso, para destacar a alguien por sus habilidades no solo intelectuales sino de todo tipo, y cuando digo de todo tipo es de todo tipo. Tanto, que ya ha perdido la exclusividad del término.

A estas alturas, cualquiera puede ser un crack. Incluso de pacotilla. Pero el concurso de La 1 es una vuelta al origen, un viaje al centro del término, a su verdadero significado. Con sus distintas pruebas, Vaya crack pretende descubrir al crack español, a esa persona que sea un lince en distintos campos, desde la música a la agudeza visual, desde el lenguaje a la habilidad matemática. Cada semana se va eliminando a quienes no son tan crack de forma que la criba nos deje al mejor.

La noche del estreno empezaron seis concursantes, pero ganó Isabel Esain, joven de currículo asombroso - investigó en Harvard, Cambridge le ofreció hacer un doctorado, habla cinco idiomas y toca seis instrumentos musicales -. Una crack.

Vaya crack es divertido, instructivo, dinámico, con un ritmo sin tiempo muerto, ideal para ser manejado por el presentador, que es una feria sin llegar al empacho. Además de Roberto Leal, Vaya crack cuenta con un tipo que acabo de descubrir aunque su trayectoria es impecable, Luis Quevedo -guionista del mítico Redes, colaborador de Tres14, y presentador, guionista y director de esa obra magna que se llama En busca del primer europeo- y Pablo Ibáñez, que del Hombre de negro en El hormiguero ha pasado a ser el Hombre de blanco nuclear. Es un buen programa. Véanlo el próximo viernes.